Sí, el día de la lotería, ese es para Glog el día en el que oficialmente empienzan las navidades, aunque los polvorones en las tiendas, las luces navideñas en las ciudades y los anuncios de perfumes lleven ya mucho tiempo...
¿Y por qué? ¿por qué el 22? Tal vez porque hoy siempre ha sido un día de esos... Hay que empezar por la mañana, mientras suena de fondo la cantinela de los niños de San Ildefonso, el paísaje se repite en muchos momentos de la vida, en Glog, en ti y en el otro de más allá.
Si miras como un niño, verás en el colegio un día dedicado a vacaciones en el centro escolar, en el que aprovechar para ver cierto portal de belén o para hacer una representación de alguno; comer churros o migas; salir y entrar antes, corretear por el aula, hablar con tus compañeros sin temor a que te escuche el maestro y hacer ese día en el cuaderno un garabato navideño.
En el instituto la cosa no cambia mucho, incluso el profesor más duro opta por dejar a la gente tranquila en su hora de clase y de nuevo permitir antes las horas de entrada y de salida.
En la universidad no se pisa el aula directamente, pensando en la fiesta de después y haciendo los preparativos.
En los trabajos siguen la jornada de todos los días, pero pendientes del momento en que cambien la vida y salgan a la calle a celebrarlo, un día como en el resto en que todo está permitido, aunque haya que cumplir con las obligaciones, la empresa entera juega al mismo número.
El mismo día con la misma sintonía, la de los pequeños cantando los premios de la lotería (pequeñas personas, pequeños décimos de papel, pequeñas bolas hacen grandes ilusiones).
Si miras como un niño, verás en el colegio un día dedicado a vacaciones en el centro escolar, en el que aprovechar para ver cierto portal de belén o para hacer una representación de alguno; comer churros o migas; salir y entrar antes, corretear por el aula, hablar con tus compañeros sin temor a que te escuche el maestro y hacer ese día en el cuaderno un garabato navideño.
En el instituto la cosa no cambia mucho, incluso el profesor más duro opta por dejar a la gente tranquila en su hora de clase y de nuevo permitir antes las horas de entrada y de salida.
En la universidad no se pisa el aula directamente, pensando en la fiesta de después y haciendo los preparativos.
En los trabajos siguen la jornada de todos los días, pero pendientes del momento en que cambien la vida y salgan a la calle a celebrarlo, un día como en el resto en que todo está permitido, aunque haya que cumplir con las obligaciones, la empresa entera juega al mismo número.
El mismo día con la misma sintonía, la de los pequeños cantando los premios de la lotería (pequeñas personas, pequeños décimos de papel, pequeñas bolas hacen grandes ilusiones).
Por todo ello hoy, día diferente al de todos los que he nombrado, he permanecido pegada al sorteo, por todos aquellos momentos especiales que hacen, que como dice Glog, empiecen las navidades.
¡Ah! y aunque los tiempos cambian, el rostro del 22 de Diciembre no es de ningún "gordo", sino este:
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