viernes, 21 de diciembre de 2012

Los monstruos no están debajo de la cama... están por todas partes


        Ése era el momento, al anochecer, cuando te ibas a dormir. Te arropabas con las sábanas hasta arriba, pensando que serían tu escudo protector. En realidad, simplemente te impedían ver la oscuridad que tanto te aterrorizaba, o no dejaban entrar en tu cama a aquellos seres tan horribles que habitaban debajo de ella. Lo que entonces desconocías, es que los monstruos no están sólo debajo de la cama… están por todas partes.
       
        Los hay a pequeña escala y a gran escala. Estos últimos se esconden detrás de frases como “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. No perdonan la deuda a la familia que han echado de su casa.  Permiten que aumente la pobreza mientras ellos mantienen sus privilegios y engordan a los bancos. Engañan a los ancianos con su pan de cada día. Destruyen empleo mientras maquillan cifras. Premian a los vagos. Instan a los sanitarios a que no atiendan a aquellos que son de diferente nacionalidad. Ponen fronteras al mundo. Organizan conflictos en nombre de algún dios (aunque a veces ese dios es el mismo, el dinero). Pagan mano de obra barata, la de un niño. Hacen grandes negocios con las drogas o las armas. Balancean el equilibrio de la justicia hacia su lado. Dejan que se pierdan o se marchen las mentes más brillantes. Marginan a la ciencia. Disminuyen la accesibilidad de la educación y la ciencia. Etc.

      Pero no todos los monstruos son malos, también los hay buenos. Aquellos que con su creatividad, su ingenio y sus ideas iluminan lo que parece oscuro e insalvable y nos invitan a soñar.

      Si miras debajo de la cama no encontrarás nada, pero si observas un momento a tu alrededor...