martes, 6 de noviembre de 2012

Caminar

      Rondabas el año cuando te ponías en pie, intentabas guardar el equilibrio, y acto seguido tu pierna se adelantaba intentando que la siguiera la otra… pero un intento no bastaba.

Entonces tus manos buscaban algo a lo que agarrarse. A veces encontraban un objeto lo bastante consistente para que te pudieras apoyar en él, o mejor aún, la mano de alguien. Otras veces simplemente te caías. Sí, ibas directo al suelo, pero no pasaba nada. Los de tu alrededor contenían sus caras para no asustarte. En ocasiones lo conseguían y seguías a tus anchas. Puede que en algún momento sí rompieras a llorar y cogieses miedo, aunque nada de eso impidió que volvieran los intentos.

Tus padres, tus familiares, tus vecinos… estaban ahí para ayudarte. Te ponían un caramelo delante para estimularte, o muchas veces ese caramelo simplemente eran sus brazos esperándote.

Así, gracias a tu esfuerzo, tu empeño y la ayuda de los de tu alrededor, diste tus primeros pasos. Y nunca más se te ha olvidado andar.

Yo, estos 3 últimos meses, he encontrado muchas manos.