miércoles, 25 de abril de 2012

El espejo


            Había una vez, en un lugar del mundo, un noble juez al que le encantaba su trabajo. Condenaba a los que consideraba culpables privándoles siempre de cierta libertad. El pueblo estaba contento con él, aunque sus decisiones no eran del agrado de todos. A pesar de ello, cada día que pasaba este noble juez fue obsesionándose más y más con su trabajo. Primero, juzgaba día y noche de forma excesiva a las personas de su familia, exagerando todas y cada una de las cosas que, para su gusto, no hacían bien o no eran perfectas. Después, continuó con sus amigos y, más tarde, empezó a hacerlo con los vecinos de su localidad. A todas horas, estuviera donde estuviese, el juez condenaba a cada persona que se le cruzase por sus actos, por su simple aspecto o por sus defectos más aparentes. Todos estaban hartos de aquél juez, pues con sus continuos veredictos también les estaba privando de cierta forma de libertad. Hasta que un día, colocaron al juez delante de un espejo, y éste se pasó horas y horas delante de él, incapaz de pronunciar una sola palabra acusatoria sobre lo que estaba viendo.
           
            Sin embargo, vivimos en una sociedad que es como este juez, en la que en un medio de comunicación público sigue paso a paso y, como si fuera especialmente relevante para todos nosotros, la condena que cumple un preso por un delito que cometió hace años contra una familia. O dos mujeres se dedican a rezar el rosario delante de una clínica, mientras varias chicas llevan a cabo la que probablemente sea la decisión más difícil de sus vidas, la de abortar.
Tal vez sea mejor que nos miremos al espejo y respetemos la libertad de los demás.



3 comentarios:

  1. Es cierto, el mundo está lleno de hipocresía, que es un poco lo que nos transmite también el pequeño Glog. Somos muy valientes para "opinar" sobre los demás, pero muy cobardes para tragarnos el orgullo y reconocer nuestros errores..

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  2. ¿Ficción o realidad? Glog quiere salir
    adelante "Todo el mundo trata de
    realizar algo grande, sin darse cuenta
    de que la vida se compone de cosas
    pequeñas" (Frank Clark).

    El pequeño Glog nació mirándose al espejo.

    1a. entrada: Welcome

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  3. La sociedad es más bien verdugo, que baja la guillotina o el hacha cuando algo no gusta a esos jueces que son el 4º poder, el más poderoso de todos. El enfoque, las leyes, tan hipócrita e inestable. Lo que hoy visto de una forma es una ablación, mañana es respetable por ser otra cultura que hay que aceptar, y así, un cúmulo enorme de juicios de valores (con sus respectivas condenas implícitas, pues pocas veces nos dignamos a dudar, a hacer uso de ese espíritu crítico) que conforman la moral y la ética sobre la que se basa ese mismo verdugo que es la sociedad.

    Ellos dicen y nosotros escuchamos. Ellos mandan, nosotros ejecutamos. Adivinen quién se mancha las manos de sangre, y quien se va de rositas y a su cama a dormir tan plácidamente al final del día...

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